Si llevar el apellido De André es una gran responsabilidad

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Cristiano De André y su padre Faber

Sinceramente, no sé cuántas veces he escrito sobre Fabrizio De André. Teniendo en cuenta también los pensamientos breves y banales que escribí en mi diario desde la escuela secundaria y que hablaban de sus canciones o solo de partes de ellas, habrá cientos. Siempre he escrito sobre el artista, nunca sobre el hombre ya que nunca lo conocí, ¿qué podría haber escrito? Solo recogería pensamientos, recopilados aquí y allá, de amigos, colegas y familiares. Pero muchas veces me he hecho una pregunta, que puede valer tanto para Fabrizio De André como para cualquier otra gran figura pública. ¿Cómo habrá sido en la vida privada? ¿Cómo habrá sido Fabrizio De André marido o compañero, padre o amigo?

Su hijo, Cristiano De André

Leí entrevistas de su hijo mayor varias veces, Cristiano De André, el último hace unos días. Y recorriendo con la mirada esas palabras suyas casi lo imagino primero de niño y luego de adulto, al lado de su papá. Me preguntaba cómo fue su infancia, adolescencia y juventud teniendo un padre con un apellido tan importante, en muchos sentidos hasta incómodo. Cuánto, en periodos tan importantes de su vida, estuvo presente la figura de su padre y, de ser así, en qué medida. En palabras de Cristiano De Andrè, se trasluce todo el amor infinito hacia el padre Fabrizio, pero también toda la dificultad de llevar un apellido que en muchos momentos puede resultar más una pesada carga que un espléndido manto con el que cubrirse.

¿Su sueño? Seguir los pasos del padre

Cristiano que, por su parte, soñaba desde niño con ser músico, con seguir los pasos de su padre y el padre Fabrizio que en cambio trató de disuadirlo porque, le dijo, que con ese apellido no sería fácil. De hecho, para Cristiano De André no fue nada fácil. Incluso ese extraordinario parecido físico y esos tonos vocales que tanto recuerdan al gran Faber, ciertamente no lo ayudaron. Durante años el enfrentamiento fue inevitable, pero al mismo tiempo despiadadamente cruel. Porque no es fácil ser hijos de un genio, más aún si decides seguir las enormes huellas que ha dejado impresas. Pero Cristiano De André fue más fuerte que el peso del apellido que lleva.

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el gran legado

A partir de eseEnero 11 1999, el día en que los ojos y la voz de Fabrizio De André murieron para siempre, heredó su enorme patrimonio artístico. Lo releyó, lo revisó y lo dio a conocer a las nuevas generaciones, a los que nunca conocieron a su padre. Y ese apellido siempre está ahí, con su fuerza disruptiva. Pero con los años se ha aclarado. De pesado lastre que era se ha convertido en un espléndido manto con el que abrigarse y bajo ese manto hay un gran músico que a su padre le hubiera gustado ser veterinario de la finca familiar en Tempio Pausania. Afortunadamente Cristiano no escuchó al padre Fabrizio y hoy podemos disfrutar de otro músico de De André. El único, verdadero, auténtico heredero de una mina de oro musical.

Aunque: "Sin embargo, llevar el apellido De André es una gran responsabilidad y no siempre es fácil.”, letra y música de Cristiano De André.


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