princesa Charlene de Mónaco está pasando por un año que no es nada fácil y la madeja se sigue enredando. Recién recuperada de sus padres. Problemas de saludA pesar de la presencia de algunas secuelas, la ex nadadora ha regresado junto a su esposo y sus hijos mellizos de manera estable. Algunos se han burlado de su regreso de la pierna recta y fuentes internas han revelado que la princesa continúa siendo infeliz. Averigüemos por qué.
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Después del terrible infección en el oído que la obligó a retirarse de los compromisos públicos para ser atendida en una clínica suiza, la princesa vuelve a ser el centro de atención, lanzándose no en una sino en cuatro citas oficiales. Los príncipes monegascos parecían haber depuesto las armas y desentrañado sus conflictos, gracias a beso apasionado que los dos intercambiaron ante los ojos de todos, calentando las frías calles noruegas. Como es habitual, no faltan los rumores sobre su vida privada y las últimas rumores implícito que Alberto incluso a menudo obliga a su esposa a participar en los eventos del Principado, estipulando contratos reales.
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Un gesto en particular ha despertado muchas sospechas. El tabloide británico lo convirtió en un caso de portada. Espejo diario. Los más atentos han notado que, mientras participaban en el Festival de Televisión de Montecarlo, Charlene habría reemplazado alanello con un diamante que Alberto le había regalado el día de su noviazgo con otro de mucho menos valor, a saber, un Trinidad de Cartier, de "sólo" 2.326 euros, combinado con un vestido verde esmeralda firmado Lanvin. Para aumentar la perplejidad de los aficionados también la repentina desaparición de Charlene en el acto de inauguración de la estatua dedicada a Alberto I, segunda etapa del viaje a Noruega. De hecho, a la cita solo se presentó el Príncipe con los mellizos.
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Charlene Albert de Mónaco, la ruptura está cerca: las pistas son claras
¿Cuál será el motivo por el que la mujer de Alberto habría optado por una joya más sobria? uno sencillo entusiasmo estética o hay algo más debajo? La prensa sensacionalista tiene su propia opinión: es un gesto estudiado en la mesa, un indicio inequívoco de una podrido cada vez más clara entre Charlene y el Principado. Sin duda el anillo de compromiso tiene un valor simbólico, que la princesa ha menospreciado, al cambiar la joya, pero los seguidores de la pareja han señalado que el segundo accesorio también es un regalo de su marido para su anniversario. ¿Quién tendrá razón?