Los 4 componentes de la imagen corporal para mantener una relación sana con tu cuerpo

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immagine corporea

En la era de "Cuerpo positivo", cada vez más personas -tanto mujeres como hombres- se ven bombardeadas con mensajes disonantes sobre el aspecto del cuerpo que generan un auténtico nudo gordiano. Las mismas revistas que nos dicen que amemos nuestro cuerpo tal como es, siguen publicando fotos de abdominales perfectos, glúteos perfectos, brazos perfectos, sonrisas perfectas, piel perfecta...

Como resultado, no es raro que la mayoría de los mortales comiencen a amar sus cuerpos un día, solo para encontrarse luchando al día siguiente con esa nueva arruga, el michelín rebelde o la flacidez que comienza a aparecer en lugares más inesperados.

Evidentemente, el amor por el cuerpo no se impone y no puede ser fruto de la moda. De hecho, es más probable que las frases aparentemente empoderadoras que surgen de la positividad corporal tengan un efecto contraproducente y terminen generando frustración e insatisfacción.

El amor por el cuerpo pasa por la aceptación y un profundo trabajo interior que requiere una sólida autoestima. Solo así podremos ser relativamente inmunes a los mensajes contradictorios ya las modas que dictan cómo deben ser los cuerpos o cómo debemos relacionarnos con ellos.

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¿Qué es la imagen corporal?

La imagen corporal incluye nuestras percepciones, creencias, sentimientos, pensamientos y acciones sobre nuestra apariencia física. En esencia, es la relación que establecemos con nuestro cuerpo y cómo lo percibimos, lo apreciamos y lo que sentimos al respecto.

Desafortunadamente, esa relación no siempre es positiva, satisfactoria o saludable. Una de las señales de que no tenemos una buena relación con nuestro cuerpo es el conflicto. Si estamos constantemente "luchando" con nuestros cuerpos en una relación de amor y odio, es probable que haya partes de nosotros mismos que rechacemos. Por ejemplo, podríamos pensar que si fuéramos un poco más altos, más delgados o más fuertes, todo sería más fácil. En estos casos no hay un rechazo total al cuerpo sino a lo que consideramos “defectos”.

Otro signo común de mala relación con el cuerpo, generalmente basado en un sentimiento más general de rechazo, es el maltrato. Abusamos de nosotros mismos cuando nos insultamos por nuestra apariencia, pero también cuando seguimos dietas extremas, hacemos ejercicio hasta el agotamiento o comemos en exceso.

Para mantener una relación sana con nuestro cuerpo, es importante aceptar que hay cosas que podemos cambiar y otras que no. Podemos mantenernos en forma, pero no podemos prevenir el envejecimiento, por ejemplo. Tener una imagen corporal adecuada nos permitirá relacionarnos mejor con nuestro cuerpo y los cambios que sufre a lo largo de la vida, lo que finalmente se traducirá en nuestra autoestima y bienestar. Para lograrlo no bastan las frases positivas, hay que trabajar los componentes de la imagen corporal.

Los componentes de la imagen corporal que median la relación con el cuerpo

1. Perceptual: ¿cómo nos vemos?

Este componente de la imagen corporal se refiere a cómo nos vemos a nosotros mismos. La percepción que tenemos de nuestro cuerpo, de hecho, no siempre es una representación fidedigna y objetiva. Por ejemplo, las personas con anorexia pueden sentirse gordas cuando en realidad son extremadamente delgadas. Otras personas pueden sentirse "feas" debido a la forma de la nariz o un lunar que la mayoría de la gente ni siquiera nota.

No siempre nos miramos al espejo con buenos ojos. A veces podemos ver nuestro cuerpo a través del velo de nuestras inseguridades o expectativas poco realistas. Para que nuestra percepción se corresponda con la realidad, es conveniente practicartoda la atención sin juzgar Mirarnos al espejo como si fuéramos unos completos desconocidos nos ayudará a tomar la distancia psicológica necesaria para no ser tan críticos implacables.


También debemos asegurarnos de no juzgarnos ni etiquetarnos durante el proceso de redescubrimiento. La presencia de manchas o arrugas, por ejemplo, no significa que seamos feos, al igual que los michelines no siempre indican que seamos gordos. "Feo" o "gordo" son etiquetas que usamos como resultado del juicio. Por tanto, el objetivo es explorar nuestro cuerpo sin juzgarlo. Ni negativamente ni positivamente. Así podemos deshacernos de la lente distorsionada por la que estábamos mirando.

2. Cognitivo: ¿cómo pensamos sobre nosotros mismos?

Este componente de la imagen corporal incluye los pensamientos y creencias que tenemos sobre nuestro cuerpo. Es todo lo que nos decimos a nosotros mismos sobre nuestra apariencia y las creencias que median nuestra relación con nuestro cuerpo. Muchas de las creencias sobre el cuerpo ideal provienen de la sociedad, por lo que muchas veces son disfuncionales y dificultan una relación sana con nuestro cuerpo.

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Pensar que debemos mantenernos jóvenes es una creencia irracional que nos impulsa a rechazar el proceso natural de envejecimiento. Creer que solo siendo delgado o musculoso puedes ser feliz es otra creencia irracional ya que hay muchas formas de sentirte satisfecho contigo mismo. Si no eliminamos estas creencias y pensamientos poco realistas, probablemente nunca nos sentiremos bien con nuestro cuerpo.

Por eso, para desarrollar una correcta imagen corporal, debemos estar atentos a nuestro diálogo interno sobre nuestro cuerpo. En lugar de intentar evitar el envejecimiento a toda costa, deberíamos centrarnos en un envejecimiento saludable. En lugar de intentar convertirnos en Arnold Schwarzenegger, deberíamos centrarnos en ganar masa muscular de forma saludable. Se trata de cambiar el epicentro alrededor del cual giran nuestros pensamientos, pasando del aspecto puramente estético a la salud y el bienestar.

3. Afectivo: ¿cómo nos sentimos?

Este componente de la imagen corporal hace referencia a los sentimientos que tenemos hacia nuestro cuerpo, que básicamente reflejan el nivel de satisfacción o insatisfacción con nuestra apariencia. Incluye todas las cosas que nos gustan o nos disgustan de nuestro cuerpo y cómo nos hacen sentir.

Evidentemente, los sentimientos que tenemos hacia nuestro cuerpo están fuertemente influenciados por la sociedad, por las imágenes que vemos en la televisión, revistas o redes sociales. Entonces, si queremos sentirnos mejor con nuestra apariencia, es posible que tengamos que cuestionar los medios que usamos y el efecto que tienen sobre nosotros. Para tener sentimientos más positivos sobre nuestro cuerpo, es importante elegir medios que reflejen verdaderamente la diversidad del cuerpo, alejándose de aquellos que promueven un culto a la estética poco realista.

Por supuesto, los pensamientos y creencias que tengamos sobre nuestro cuerpo, así como la percepción del mismo, también influirán en las sensaciones que experimentemos. Es imposible querernos si en el fondo seguimos dándole vueltas a las inseguridades, a las creencias irracionales o a tener una imagen corporal distorsionada. Es importante recordar que el odio hacia uno mismo no es un requisito para el cambio y que podemos sentirnos insatisfechos con una parte de nuestro cuerpo y, sin embargo, aceptarlo. El amor por el cuerpo no surge de la perfección sino de la aceptación de la unicidad.

4. Comportamiento: ¿cómo nos comportamos?

Este componente de imagen corporal incluye todas las acciones relacionadas con nuestro cuerpo. Si una persona tiene una imagen corporal saludable, es probable que cuide su cuerpo y apariencia, pero sin exagerar ni obsesionarse con ellos. En cambio, aquellos con una imagen corporal negativa pueden participar en comportamientos autodestructivos que conducen a trastornos alimentarios como la bulimia, la anorexia o la vigorexia en un intento por cambiar su apariencia.

Para desarrollar una relación más saludable con nuestro cuerpo, también es fundamental dejar de compararnos con los demás, ya sea con el vecino o amigo, o con el influencer del momento o la celebridad de la moda. Todos los cuerpos son únicos. La perfección y la belleza no son más que ideales que cambian según las culturas y los tiempos.

En cambio, podemos empezar a pensar en nuestro cuerpo como un templo. El cuerpo nos permite disfrutar y conectar con el entorno. Debe ser una fuente de satisfacción, no complejos autoinfligidos. Deberíamos pensar en el cuerpo en términos más funcionales, salutogénicos y hedónicos. Cuídalo, explóralo y acéptalo. Ser realistas acerca de nuestros límites. Explora nuestro potencial. Y estar agradecidos por todo lo que nos permite hacer y experimentar.

fuentes:

Burychka, D. et. Al. (2021) Hacia una comprensión integral de la imagen corporal: integración de la imagen corporal positiva, la encarnación y la autocompasión. Psicología Belg; 61 (1): 248-261.

Cohen, R. et. Al. (2020) El caso de la positividad corporal en las redes sociales: perspectivas sobre los avances actuales y las direcciones futuras. J Health Psychol; 26 (13): 2365-2373.

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