Empatía cognitiva: ¿Aprendemos a conservar la "energía empática" a medida que envejecemos?

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empatia emotiva

laempatía es un poderoso pegamento social. Es lo que nos permite ponernos en los zapatos de los demás. Es esa capacidad la que nos ayuda a reconocernos e identificarnos con la alteridad, no sólo para comprender sus ideas y pensamientos, sino también para experimentar su emociones y sentimientos.

De hecho, hay dos tipos de empatía. La empatía cognitiva es la que nos permite reconocer y comprender lo que siente el otro, pero desde una posición puramente intelectual, con poca implicación emocional.

La empatía cognitiva es la capacidad de explicar, predecir e interpretar con precisión las emociones de los demás, pero carece de reflexión afectiva. Sin embargo, puede ser muy útil para ayudar a los demás al protegernos de los efectos emocionales devastadores que puede causar una identificación excesiva con el dolor y el sufrimiento de los demás. De hecho, es la base de resonancia empática.

Por otro lado, la empatía emocional o afectiva se da cuando hay una reacción afectiva a través de la cual nos identificamos tanto con los sentimientos del otro que podemos sentirlos en carne propia. Obviamente, cuando la empatía emocional es extrema y la identificación con el otro es casi total, puede paralizarnos, impidiéndonos ser útiles.

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Generalmente, cuando somos empáticos, aplicamos un equilibrio entre los dos, por lo que somos capaces de reconocer los sentimientos de la otra persona en nosotros mismos, pero también podemos entender lo que le está pasando para ayudarla de manera efectiva. Pero todo parece indicar que este equilibrio está cambiando con el paso de los años.

La empatía cognitiva disminuye con la edad

En la imaginación popular existe la idea de que las personas mayores son fundamentalmente menos comprensivas. Tendemos a percibirlos como más rígidos y menos tolerantes, especialmente con los más jóvenes. Psicólogos de la Universidad de Newcastle han estudiado este fenómeno a través del prisma de la empatía.

Reclutaron a 231 adultos de 17 a 94 años. En un primer momento, se mostraban a las personas fotografías de rostros y videos de actores a quienes se les pedía que transmitieran diferentes emociones. Los participantes debían identificar las emociones expresadas y decidir si los pares de imágenes mostraban emociones iguales o diferentes.

Posteriormente, vieron 19 imágenes de personas involucradas en algún tipo de reunión o actividad social. En cada situación, los participantes debían tratar de averiguar qué sentía el personaje principal (empatía cognitiva) e indicar cuán involucrados emocionalmente se sentían (empatía afectiva).

Los investigadores no encontraron diferencias significativas en la empatía afectiva, pero el grupo de personas mayores de 66 años puntuó ligeramente peor en la empatía cognitiva. Esto indica que las personas mayores en realidad pueden tener más dificultades para explicar e interpretar con precisión las emociones de los demás.

¿Pérdida cognitiva o mecanismo adaptativo?

Otra serie de estudios realizados en el campo de la neurociencia revela que los componentes emocionales y cognitivos de la empatía se sustentan en distintas redes cerebrales que interactúan entre sí.

De hecho, un estudio realizado en la Universidad de California encontró que la empatía cognitiva y afectiva tienen diferentes trayectorias de desarrollo. Mientras que la empatía afectiva se basa en regiones más primitivas del cerebro, principalmente el sistema límbico, como la amígdala y la ínsula, la empatía cognitiva parece depender de regiones comunes a la teoría de la mente que requieren más procesamiento de información, como la capacidad de inhibir nuestro respuestas y dejar de lado nuestra perspectiva para ponernos en el lugar del otro.

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En la misma línea, neurocientíficos de la Universidad de Harvard descubrieron que algunas personas mayores muestran una actividad reducida precisamente en áreas clave involucradas en los procesos de empatía cognitiva, como la corteza prefrontal dorsomedial, que se cree que es una región relevante en la red de empatía cognitiva en los más jóvenes. gente.

Una posible explicación a este fenómeno es que el enlentecimiento cognitivo general que se produce en las personas mayores acaba afectando a la empatía cognitiva, haciéndoles más difícil salirse de su perspectiva para ponerse en la piel del otro y comprender lo que les sucede.

Por otra parte, un estudio desarrollado en la Universidad Nacional Yang-Ming ofrece una explicación alternativa. Según estos investigadores, las respuestas relacionadas con la empatía cognitiva y afectiva se vuelven más independientes con el paso de los años.

De hecho, también se ha observado que las personas mayores responden con mayor empatía que los jóvenes ante situaciones que les son relevantes. Esto podría indicar que a medida que envejecemos nos volvemos más perspicaces acerca de cómo "gastamos" nuestra energía empática.

Tal vez esa disminución de la empatía es el resultado del envejecimiento y la sabiduría, una especie de meccanismo de difesa lo que nos permite protegernos del sufrimiento y hace que dejemos de preocuparnos tanto.

fuentes:

Kelly, M., McDonald, S. y Wallis, K. (2022) Empatía a través de las edades: “Puede que sea mayor, pero todavía lo siento”. Neuropsicología; 36 (2): 116-127.


Moore, RC et. Al. (2015) Correlatos neuronales distintos de la empatía emocional y cognitiva en adultos mayores. Investigación en psiquiatría: neuroimagen; 232: 42-50.

Chen, Y. et. Al. (2014) El envejecimiento está asociado con cambios en los circuitos neuronales que subyacen a la empatía. Neurobiología del Envejecimiento; 35 (4): 827-836.

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